De hecho, cada vez son más las empresas que buscan diferenciarse de la competencia diversificando su oferta. Para ello, o bien se encargan ellos mismos completar todo el proceso de fabricación, venta e instalación del toldo, o buscan acuerdos con otras compañías especializadas en alguno de los pasos para, igualmente, estar en condiciones de garantizar la calidad del producto final.
Los servicios de fabricación propia permiten personalizar el producto final en todas las variables que presentan. En primer lugar, cabe la posibilidad de elegir el tejido con el que se desee realizar –PVC, tejidos de última generación, etc.- en función del uso final que se le vaya a dar.
También es posible escoger el tipo de toldo que se desea instalar e, incluso, el modelo y, en caso de que fuera necesario, crear fórmulas alternativas a las ya conocidas –tanto en este ámbito como en el de las fijaciones- para adaptarlo a los espacios o las condiciones que se planteen en cada momento.
Por otra parte, las empresas con un servicio de fabricación propia suelen ajustar más los precios que ofrecen. Es decir, tanto si las peticiones son más o menos estándar como si se salen de lo común, los clientes abonarán únicamente el coste que haya establecido la compañía -que no deberá abonar ningún importe a ningún tipo de intermediario- y el beneficio será íntegro, sin que ello suponga pagos añadidos.
No obstante, en cualquier caso es fundamental que, antes de iniciar el proceso de fabricación, los clientes hayan expresado sus necesidades a los profesionales y éstos las hayan examinado en detalle. A partir de ahí, se deberá realizar un proyecto previo y acordar claramente todas las condiciones para evitar cualquier tipo de problema posterior.