Los toldos vela, es decir, aquellos inspirados en las velas náuticas –de donde procede su denominación-, son una de las últimas novedades en diseño que han aparecido en el sector. Y, aunque a priori se puede poner en duda su practicidad, realmente se trata de un modelo del que se puede disfrutar todo el año gracias a las prestaciones que va incorporando.
Sistemas de recogida motorizados y automatizados
Uno de los inconvenientes que muchos clientes consideraban que tenía era el hecho de que se trataba de una estructura fija cuya única opción era dejarlo completamente extendido o retirarlo en la época invernal, para evitar que se deteriorara por la acción del viento o en condiciones climatológicas adversas.
Sin embargo, ya se fabrican modelos enrollables que, además, presentan un sistema de recogida motorizado. Gracias a ello, se garantiza una completa protección del sol y la creación de sombra en el espacio en el que se ubique, y la posibilidad de enrollarlo sin necesidad de desmontarlo. Igualmente, puede instalarse un sensor de aire que facilita la recogida automática y reduce riesgos y el deterioro prematuro de la lona.
Resistencia y durabilidad
Tanto la calidad de los tejidos con los que fabrican estos toldos como la estabilidad que ofrece su estructura o la resistencia de sus fijaciones garantizan la máxima durabilidad y su adaptación a todos los espacios donde se quieran ubicar.
De hecho, las telas más empleadas suelen ser el PVC o tejidos de última generación –pueden presentarse microperforados-, ya que ofrecen una gran flexibilidad pero también muy buena resistencia al viento y, a la vez, protegen de los rayos UV. Con respecto a las estructuras, el aluminio o el acero inoxidable son los materiales mayoritariamente usados gracias a su ligereza y, a la vez, a su resistencia y posibilidades de personalización.