Cada vez son más numerosos los novios que buscan celebrar su boda en un entorno romántico y original, lejos de las iglesias o los juzgados. Así, playas, jardines o patios de fincas al aire libre han cobrado protagonismo poco a poco para llevar a cabo estas celebraciones.
Lo ideal en estos casos es instalar una pérgola bajo la que se puedan situar los contrayentes durante la ceremonia, y que permita otros usos una vez declarados marido y mujer –como, por ejemplo, resguardar de alguna forma el catering posterior-. Pero el verse obligados a comprarla sólo para un día, hace que muchas parejas finalmente no la adquieran.
Sin embargo, una buena alternativa que puede resultarle útil a los novios y rentable a muchas empresas de toldos sería ofrecer un servicio de alquiler de pérgolas, siguiendo la línea de los alquileres de carpas para celebraciones.
Así, un establecimiento especializado podría disponer de varios modelos de pérgolas pensadas exclusivamente para ceremonias de este tipo. Por ejemplo, se podrían ofrecer algunas hechas con madera, otras con bambú –uno de los materiales que mejor pueden lucir en estos casos y que no requiere un mantenimiento constante- y variar ligeramente la forma para poder aplicar diferentes complementos.
Igualmente, cabe la posibilidad de completar este servicio ofreciendo el montaje y desmontaje de la misma o la decoración acorde con el evento –telas especiales que cubran la pérgola, lazos, composición floral que pueda personalizarse, etc.-
Y, en función del tipo de pérgola, del tamaño, los días o las horas que se desee disponer de ella y los complementos que los novios deseen contratar aparte, bastaría con elaborar un presupuesto de alquiler lo más ajustado posible del que, no obstante, es posible obtener el beneficio añadido de la originalidad y la exclusividad.
Foto: Garden House