Los toldos, además de proteger del sol, también pueden resultar muy eficaces para contribuir al mantenimiento de una temperatura más o menos estable en determinados espacios y, sobre todo, para evitar incómodas rachas de viento. Lo fundamental en estas circunstancias es elegir el modelo que mejor se adapte y, sobre todo, asegurarse que los materiales con los que se fabrican los diferentes elementos son lo suficientemente resistentes y reúnen las condiciones de seguridad requeridas.
Modelos más adecuados
El desarrollo experimentado por el mercado de los toldos, así como las innovaciones tecnológicas que se van integrando en el sector, están favoreciendo que cada vez sea más los modelos que pueden adaptarse a las necesidades que presentan los clientes.
Por una parte hay que tener en cuenta el espacio en el que se quiere instalar el toldo –no es lo mismo una gran terraza que un balcón de menor tamaño o un área completamente abierta a ras de suelo que un ático- y, por otra, el uso real que se le va a dar al toldo.
Así, por ejemplo, para una terraza los profesionales suelen recomendar toldos verticales con guías, ya que ofrecen resistencia a vientos de hasta 100 km/h. Y, si la longitud del espacio es considerable, cabe la posibilidad de instalar varios toldos para mayor seguridad.
Igualmente, en el caso de espacios abiertos, se pueden cubrir instalaciones fijas como pérgolas o cenadores también con toldos verticales o apostar por los más novedosos toldos vela. Por otra parte, y aunque generalmente se tiende a instalar toldos enrollables, actualmente existen sistemas fijos que cumplen con todas las garantías.
Resistencia de los materiales
Los materiales con los que se fabrican las piezas que componen un toldo son resistentes de por sí y, generalmente, reciben tratamientos especiales cuando se sabe que van a estar expuestos a condiciones climatológicas adversas. En cualquier caso, el aluminio y el acero son los elegidos en la mayoría de los casos y no sólo por su resistencia sino también por su ligereza e impremeabilidad.
En lo que a la lona se refiere, la introducción del PVC en la fabricación supuso un importante avance porque, además, se trata de un tejido económico y muy duradero. Igualmente, los conocidos como tejidos tecnológicos o de última generación complementan la resistencia al viento con características hidrófugas e ignífugas.